El aislamiento.

Los principios aplicables para comprender el aislamiento de una vivienda, se deben basar tanto por su compartimiento en temporada de verano como en pleno invierno.
Cuando se habla de aislamiento en viviendas, una de las primeras palabras clave que escuchamos es "el valor R", seguido de varios números.

Pero, ¿qué es el valor R y qué significa para una casa?

En pocas palabras, el valor R, es la capacidad de un material para resistir el flujo de calor y se aplica independientemente de si se está tratando de mantener el aire caliente dentro de la vivienda o se está intentando mantener fuera. Cuanto mayor sea el número del valor R, mejor será el material para bloquear esa transferencia de calor.

El flujo de calor

La transferencia de calor tiene lugar de una de estas tres maneras:
Conducción, Convección y Radiación.

* La conducción es la manera en que el calor se mueve a través de objetos y materiales, como una pared de troncos sólidos.

* La convección es la forma en que el calor se mueve a través de líquidos y gases, como las habitaciones de su casa o espacios vacíos dentro de las paredes.

* La radiación es cuando el calor viaja en una trayectoria lineal y calienta todo lo que entre en contacto con él.

Por naturaleza, el calor viaja de lo más cálido a lo más fresco, tratando de encontrar el equilibrio hasta que todo esté a la misma temperatura.

Se podría suponer (por muchos) que simplemente seleccionar un material de aislamiento con una buena calificación de valor R es todo lo que necesitaremos para añadir a nuestras paredes, pero esto no es necesariamente cierto ni será suficiente.

La masa térmica de las paredes de troncos, han demostrado proporcionar un rendimiento anual muy superior en comparación con paredes de construcción con ladrillos al estilo convencional.

Los valores R de nuestras viviendas de madera maciza tienen muchísima más capacidad para resistir el flujo de calor y tienen la máxima eficiencia de aislamiento.

A medida que continuamos con estos días fríos de invierno, tengamos en cuenta las palabras de John Steinbeck cuando escribió:

"De qué sirve el calor del verano, sin el frío del invierno para darle dulzura